Cabaiguán, su tierra natal, recuerda hoy a Luis Martín Álvarez cuando se conmemora el 86 aniversario de su natalicio
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
La flor del repentismo ha mostrado sus colores y su hermosura en todos los campos cubanos, pero en Cabaiguán ha encontrado la fertilidad propia de sus cultores. Este territorio se destaca, entre otros del país, porque muchos de sus hijos han despertado a la vida, aprendiendo e hilvanando versos y décimas. Muchos pegados al arado y al surco, comenzaron a improvisar. La gran variedad de programas radiales dedicados a la música campesina y al repentismo, hacía surgir a poetas improvisadores. Uno de estos excepcionales sados que solo repitiendo las décimas y haciendo arreglos a la rima, se convirtieron en excelentes repentistas. Es el caso de Luis Martín Álvarez.
Luis Martín nació en la finca Santa Elena, por la zona de Zorrilla. Allí transcurrieron sus primeros años junto a sus padres Matías Martín Ávila, descendiente canario y Ramona Álvarez Barreto. . También nació allí, su hermano Santiago. Después la familia se trasladó a diferentes zonas como Piedra, y Cuatro Esquinas, en busca de trabajo y muy pronto los muchachos conocieron los secretos del surco y del machete.
La improvisación le llegó a Luis desde temprano. Acostumbraba a visitar en los anocheceres las viviendas de algunos campesinos que tenían un radiecito de pilas y escuchaban los poetas. Luego las memorizaba con gran facilidad y hasta le hacía arreglos y cambios. Así, sin darse cuenta comenzó a componer y el tener la cualidad de apreciar lo bello de un atardecer, de un sembrado o de un trino de las aves, le ayudó a enriquecer y hacer de forma especial sus composiciones.
Los zorzales, tomeguines y sinsontes fueron fuente de inspiración, mientras tarareaba bajo el sol ardiente de la campiña y se encausaba dentro de la vida agraria. La modestia y la laboriosidad del campesino cubano adornaron por siempre la figura de Luis Martín.
Muy pronto el amor tocó a su puerta y con 17 años contrajo matrimonio con Aida Duarte Espinosa, quien lo acompañó durante toda su vida.
Con el triunfo revolucionario Luis nació a una nueva vida. Se incorporó AJR y posteriormente a las milicias y participó en la lucha contra el bandidismo. Vestido de verde olivo hizo su primera presentación en el cine teatro Capirot y así comienza el pueblo a reconocerlo como el poeta miliciano.
De acertado recurso poético y vivaz repentismo dibujó la campiña en todo su esplendor. Compartió escenarios con Chanito Isidrón, Angelito Valiente, Jesús Orta Ruíz, Adolfo Alfonso, Justo Vega, Rigoberto Rizo, Virgilio Soto, Jesús Pérez, Raúl Herrera, Alexis Díaz, entre otros repentistas cubanos. Su figura realzó las actuaciones del Conjunto Los Pinares.
Excelente difusor de las tonadas y tradición campesina fue identificado acertadamente como El Rey de las Tonadas y el Ruiseñor del Yayabo.
Cabaiguán, su tierra natal, y sus hijos, le recuerdan este día, cuando se conmemora 86 aniversario de su natalicio.
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