Tras una madrugada de trabajo pude recrearme en plena Calle Valle para a través del lente dejar constancia de uno de los tantos y maravillosos amaneceres de mi pueblo
Por: Osbel Díaz Mondeja
En el tránsito recordé al poeta José Fornaris y su poema, La Madrugada en Cuba:
¡Oh, que magnífica escena!
¡Que seductor panorama!
…lo quiero por ser el mío,
por ser el de mis hermanas,
por ser el mismo que un tiempo
con mi madre contemplaba.
Bajo este cielo se mecen
éstas ceibas, esas palmas
que me dieron sombra amiga
allá en mi risueña infancia.
… y va en mi sangre, en mis venas,
y clavando en mis entrañas.
En fin sabed que lo adoro
con todo el fuego del alma,
Porque no hay cielo en el mundo
Como el cielo de…Cabaiguán. (la patria)
(Con la licencia del poeta).