jueves, noviembre 21El Sonido de la Comunidad

María Ester Tarancón, alma de tabaquera

A pesar de que María Ester Tarancón Lorenzo no nació en Cabaiguán, se considera de este pueblo y aquí ha tributado lo mejor de su vida. Sus padres Pablo Tarancón Almeida y Josefa Lorenzo Pérez, eran naturales de Jatibonico y Camajuaní respectivamente, pero después de constituir su hogar por el año del nacimiento de María Ester, el 26 de diciembre de 1937, estaban asentados en Majagua, pueblo de la provincia de Camagüey. Allí cursó parte de los estudios primarios.

María

En 1949, la familia llega a Cabaiguán. Por aquellos tiempos en este pueblo se desarrollaba ampliamente el proceso de cultivo y desarrollo del tabaco y aquí buscaron trabajo.

En Cabaiguán continúa la enseñanza primaria en la escuela Marchena, después la Intermedia hasta el cuarto grado. A partir de esa fecha se incorporó a trabajar como despalilladora en diferentes centros: despalillos de Nazario Isla, Abelardo Ferrer, El Surco, hasta que después aprendió a torcer tabacos y se hizo tabaquera, al igual que sus dos hermanas. Comenzó a trabajar en la tabaquería  El Surco.

Por este tiempo la lucha contra la tiranía era constante y como miembro del sector participó en numerosas acciones y tareas que le daba Pedro Labrador Pino. Ella trabajaba en unión de otras jóvenes: Anolan Lorenzo y Yolanda Sarmiento. Entre otras actividades participó en la confección de banderas del 26, recogida de avituallamiento, de balas y el traslado de mensajes.

Después del Triunfo de la Revolución se integró a la Fábrica de Tabacos Alfredo López Brito. Allí ingresó en los Jóvenes Rebeldes, las milicias, los CDR, la FMC, entre otras organizaciones revolucionarias.

Por problemas de salud tuvo que jubilarse, en 1971. Tenía 34 años y para ella fue muy difícil abandonar su profesión. Siempre mantuvo las mejores relaciones con los tabaqueros y perdió el deseo de cooperar con la Revolución. Hoy, María Ester es un símbolo de la historia del movimiento obrero en Cabaiguán. Desde esta página y con este comentario se enaltece a esta cabaiguanense que arribó a sus ochenta y cuatro años con plena lucidez y deseos de continuar siendo útil.

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