Siempre fue el niño travieso, su cerebro se detuvo en la infancia y pubertad, su corazón ganó el de todos, por eso Marianito sigue existiendo en Cabaiguán
Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja
Se fue demasiado pronto de este mundo, con tan solo 35 años.
Por su tamaño siempre parecía un niño y por su carácter «jodedor» nunca envejeció.
Mariano Acedo Díaz o » Marianito » como se le conoció en todo Cabaiguán se convirtió en una figura popular de nuestro pueblo. El menor de 8 hermanos del matrimonio entre Guillermo y Paula, vino al mundo un 30 de abril de 1955 en el barrio «El Rastro».
Lo que hizo reconocido a Marianito fue su entrega en actividades deportivas y culturales. Los programas «A Jugar» en la calle Valle lo vieron como el representante de los equipos de diferentes escuelas.
Los carnavales y congas tuvieron en él, al mejor farolero.
Lo recuerdo en short y tenis chiflando y tarareando una de sus canciones preferidas » Los Perdidos».
El fútbol fue una de sus pasiones y los muchachos de su barrio en la calle Raúl Cabrera 174 nunca olvidan los ensayos de baile que convirtieron ese lugar (su casa) en un centro cultural.
Tampoco son olvidados los «tiroteos» de tomate que realizaban en la finca paraíso después de las recogidas y donde él fue trabajador por muchos años.
Según la familia sufrió una pequeña herida en una de sus manos y días después bacteriológicamente no pudo vencer a la muerte.
«Marianito» hoy no es conocido por las nuevas generaciones, pero para muchos cabaiguanenses seguirá siendo un «duende travieso» que se ganó un espacio en la historia cultural de nuestro pueblo.
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