sábado, noviembre 23El Sonido de la Comunidad
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Mario puso el pecho a las balas en Playa Girón

(Entrevista al ya fallecido Mario Rodríguez Valero combatiente del Movimiento 26 de Julio y de Playa Girón)

Por: Daisy Martín Ciriano

Cuba ha sido siempre una isla muy codiciada por los Estados Unidos desde el tiempo en que éramos colonia de España. Después de 1902 lograron prácticamente su objetivo de dominio a través de gobiernos entreguistas, plegados a sus designios. Con el triunfo revolucionario de 1959, se interrumpe el período de dominio, Cuba comienza a ser “para los cubanos”. No era de dudar que el imperialismo intentara derrocar desde los primeros momentos la Revolución.

Los amigos de Cuba conocieron con antelación que se fraguaba un artero ataque,  que se preparaban y organizaban fuerzas mercenarias en diferentes campamentos de los Estados Unidos y varios países de América y así lo hacen saber a la máxima dirección de la Revolución. Realmente la dirección del país estaba alerta. Fidel acompañado del periodista Luis Báez recorre secretamente los posibles lugares, propicios para ser escogidos por el imperialismo para penetrar con sus mercenarios en el territorio nacional: el litoral habanero, Playa Larga, Girón, la costa de Cienfuegos a Trinidad, además de la zona comprendida de Baracoa a Guantánamo, de esta manera fue descartando las probabilidades, e inclinando la posibilidad de un ataque por la zona de Ciénaga de Zapata, donde reforzó estos lugares con un mínimo de hombres como por ejemplo pequeños pelotones del Batallón 339 de Cienfuegos, que por ello fueron los primeros en hacer contacto con el enemigo al producirse el desembarco.

Por las razones anteriores, entre otras, en diferentes zonas del país se produjeron acuartelamientos pues se cernía una terrible amenaza.

Según afirmaba Mario Rodríguez Valero, dirigente del Movimiento 26 de Julio en Cabaiguán y participante en los combates de Playa Girón “Algunos días anteriores del ataque a Girón fueron acuartelados desde todas las regiones de Las Villas los principales dirigentes  de  la Dirección  del Movimiento 26 de Julio en Santa Clara, así también a los compañeros del Partido Socialista Popular en sus direcciones respectivas.

¿Usted fue de los acuartelados?

En esos momentos yo tenía la responsabilidad de coordinador del Movimiento 26 de Julio en la región Trinidad- Sancti Spíritus -Cabaiguán-Fomento, estrechamente ligado con la región del Escambray. El Comandante Juan Almeida Bosque era el Jefe en Las Villas, Arnaldo Milián Castro, secretario del Partido Socialista Popular, Ibraim Eng, “el Chino”, era secretario de la Juventud Socialista, el coordinador  provincial de Movimiento 26 de Julio el Primer Teniente, en ese entonces, Pedro Labrador Pino, Jefe de propaganda, Luis González Couceiro, y otros miembros Luis González Marturelo, Juan Quirós González, Domingo Díaz, Aldo Díaz Guardarrama, que era coordinador del municipio de Santa Clara y de la Dirección Provincial, Manuel González, director de obras públicas en esos momentos, ya que antes había sido coordinador regional de  Movimiento 26 de Julio en Cruces, por sólo mencionar algunos.

¿Qué sucede tras producirse el 15 de abril el ataque a los aeropuertos de San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba?

“El país se pone en extrema tensión y se comienza  a recoger y organizar a los milicianos que estaban en sus casas, concentrándolos en El Arco Iris, Santa Clara, desde donde parten hacia Girón  tras conocerse la noticia de la invasión”

 ¿Qué ocurre precisamente antes de la salida?

“Antes de la salida del grupo de combatientes, se conoció que el pueblito de San Blas había sido tomado por los paracaidistas mercenarios y que avanzaban rumbo a Yaguaramas y Rodas. La situación resultaba complicada y se decidió por Pedro Labrador Pino,  Luis González Couseiro, Mario Rodríguez y Riverito en su carro, además del impala de Manuel González avanzar rumbo a Girón, así se trasladaron hasta Rodas.

Recuerdo que Labrador fue hasta el albergue y cogió un fusil falp que tenía Quinta Solás, mientras que los demás llevábamos sub-ametralladoras checas como armas para el combate. Cuando llegamos a Rodas fuimos recepcionados y distribuídos  por el Capitán Armando Choy  quien nos asignó apoyar al  Capitán Dreke que combatía con pocos hombres por la carretera de Yaguaramas frente a las fuerzas mercenarias, en este trayecto se unieron varios  compañeros. Los dos autos estaban repletos, éramos más o menos 12 hombres. Los mercenarios se encontraban a 2 kilómetros de la entrada de la carretera de Yaguaramas según supimos al llegar hasta el lugar”­­­­.

¿Recuerda usted la magnitud de algunos de aquellos combates iniciales?

“El combate más fuerte de los primeros momentos se desarrolló en la cooperativa carbonera   ”La Ceiba” donde los mercenarios habían tumbado palmas y árboles en una curva del camino y estaban parapetados. La posición enemiga era de difícil acceso por lo que se realizaron varios intentos, las milicianos tenían un armamento de menor calidad y alcance que los mercenarios, quiénes a su vez tenían armas superiores como granadas, lanza granadas, ametralladoras portátil de calibre 30 y 50 y pequeños morteros; a todo lo anterior se suma el refuerzo que recibían de la fuerza antiaérea y una tanqueta.

Tras varios intentos se logró una acción sorpresiva de cubrir la carretera y abrir fuego con lo que se tenía, se capturaron varios mercenarios, entre ellos un policía de la Habana, también se recogieron numerosas armas. Algunos lograron escapar, más tarde apareció en el horizonte un avión enemigo que por  sus insignias parecía cubano y lanzó una andanada de proyectiles, aunque no alcanzó blanco entre nosotros.

En una acción siguiente fue herido Dreke y otros compañeros que fueron trasladados para el hospital militar de Santa Clara. En este lugar me apropié  de un fusil falp cuando cayó herido un patrullero motociclista que estaba combatiendo. Yo recogí su arma, pues al herido hubo que trasladarlo del área de combate. Por esta razón se hizo cargo del grupo un Primer Teniente que era Director de una granja de Santo Domingo y Pedro Labrador de segundo. Así continuó el avance hasta San Blas que estaba siendo tomada por las topas del Comandante Félix Duque y otros hombres.

¿Qué sucede cuando logran llegar a San Blas?

“Ya en este lugar se reorganizan las fuerzas y llegan tres tanques  T- 100, al frente venía el Capitán Emilio Aragonés. Allí fueron seleccionados unos cincuenta y cuatro hombres bajo el mando del Comandante Saborit, que en esos momentos era el hombre que estaba al frente del Plan de la Ciénaga, éstos marcharían por el flanco izquierdo y derecho de la carretera.

El flanco izquierdo estaba limpio y cuando los combatientes avanzaron hasta el lugar donde comenzaba de nuevo el mangle, allí los estaba esperando el enemigo. Ahí se produjo un fuerte encuentro.

El jefe del grupo de los combatientes se colocó junto a un árbol para distribuir las tropas, ya que el enemigo tiraba para ellos con un mortero movible, ametralladoras y bazucas. Se  determinó recoger los heridos. Los combatientes Pedro Labrador y Mario Rodríguez le alcanzaban los mismos hasta Luis González Couceiro que los recibía sobre un GAZ 51. Hubo un momento en que a Luis  lo alcanzó un disparo desde una ametralladora enemiga que tiraba sobre el camión.  Mario y Labrador llevaron los heridos para San Blas y solicitaron  refuerzos.

De regreso  se protegieron tras un tanque, hubo un momento en que un bazucazo paraliza al primer tanque en la zona de combate y después se vio salir al conductor soltando sangre por la nariz y los oídos.

Recuerdo que durante el combate en un movimiento brusco al moverme hacia un lado se enredó el fusil y la mochila y se me safó el brazo, Labrador que estaba cerca se interesó por mí pues creyó que me habían herido, entonces se acercó y me ayudó a llevar  nuevamente el brazo a su lugar. Así pude continuar en mi puesto”.

¿Su primer trofeo?

“Este fuel el lugar donde recogí mi primer trofeo de guerra: una pistola itaca calibre 45, la mochila y  un radio. Estábamos extenuados y teníamos tremenda sed. Vinieron 2 tanques más a reforzarlos, a partir de aquí tras los 2 tanques los combatientes seguimos avanzando bajo las órdenes del comandante Saborit, es decir, un avance muy lento y combatiendo constantemente contra los mercenarios que habían logrado atrincherarse tras los árboles y palmas que habían tumbado en los recodos y la carretera, hubo un momento en que nos alcanza y se incorpora otras fuerzas del miliciano procedentes de los batallones, procedentes de La Habana, ejemplo: 116 y 119. Ese segundo día por la tarde se acercó un guajiro con un cubo de malangas hervidas y nos comimos algunas. A mi me hicieron mucho daño. Tuve varios vómitos que no se controlaban, por lo que el doctor Benito Pérez Masa quería sacarme del lugar de combate. Entonces me aplicaron unas inyecciones y pude continuar en el frente hasta que llegamos a Cayo Ramona”

¿Con quienes se encontró en Cayo Ramona?

“Allí estaba el Comandante en Jefe Fidel Castro, concentrando los tanques y cañones. Esperaba una exploración que realizaba el Comandante Borges, delegado del INRA en Las Villas. Allí vi llegar al Comandante Faustino Pérez Hernández y a su hermano José Pérez, Pepe, que estaba manejando un yeep, también estaba Roberto Paz Sánchez. Entonces Fidel se subió al jeep, manejado por Pepe y dieron un recorrido. El FPLP belga que yo portaba en esos momentos estaba en ráfaga y como yo era de pequeña estatura y bastante delgado me golpeaba cada vez que tiraba, entonces Labrador lo puso tiro  a tiro.

Fidel mandó a emplazar varias baterías de cañones con proyectiles trazadores, se subió sobre un tanque y arengó a las tropas para tomar la playa, Faustino Pérez Hernández y Pedro Miret montaron a los tanques, allí también estaba Pepe Pérez, Labrador y Roberto Paz, se avanzó junto a los tanques y la compañía número 1 del Comandante, junto a otros batallones y fuerzas con el objetivo de tomar la playa. Ya en la playa salieron a hacer exploraciones, se capturaron dos mercenarios que los llevaron frente a Fidel, allí mientras redactaba el parte de guerra los interrogó.

A distancia se veían los barcos madres por lo que se emplazaron las baterías de cañones y tanques hacia la playa. Solo quedaba un tanque en poder del enemigo.

Fidel salió a capturar el tanque, pero antes da a conocer el comunicado sobre….¨ en solo 72 horas hemos derrotado al invasor ¨…”

¿Qué lo motiva ir hacia El Helechal?, ¿Es cierto que allí estaba una mujer de Cabaiguán?

“Conocimos  través de Labrador y el Comandante Fernández Mell que habían unas personas prisioneras en la Comunidad El Helechal, en un lugar conocido como El Polvorín, nos dirigimos allí guiados por un miliciano práctico de la zona. Era un caserío de tabla nuevo, de facilidades temporales donde se veía mucho desorden, ropas de mercenarios y botas, fue este uno de los lugares donde se cambiaron de ropa para escapar. Pasamos unos metros más adelante. Llamamos en voz alta, pero nadie respondía, solo cuando dijimos que éramos de la Revolución, de la gente de Fidel, nos respondieron, entonces salieron entre las personas que estaban allí una muchacha de apenas 14 años que se me abrazó llorando, era Gladis Calvo, maestra que estaba alfabetizando, también Pedrito Yantá que era  de Cabaiguán. Habían hombres, mujeres y niños que se habían pasado los días de combates entre dos fuegos. Les mandamos a buscar leche condensada para alimentarlos y estando allí escuchamos un tropelaje, nos posesionamos y capturamos cinco mercenarios armados que venían bastante maltrechos, traían armas, biblias, rosarios, sólo atinaban a decir que no los mataran. Revisamos todo el lugar y después nos retiramos tras haber dicho a las personas del caserío donde íbamos a estar por si nos necesitaban.

Más tarde fuimos hasta la playa. La vista que ofrecía mostraba armas, ropas, mochilas y otras pertenencias diseminadas por la playa. Desde allí aún se veía el barco americano con su nombre en letras grandes, me recuerdo que se llamaba HUDDSON”.

¿Cómo fue el regreso a Cabaiguán?

“El día 20 no se veían los barcos americanos. El sol brillaba radiante. La playa seguía siendo de los humildes y para los humildes, la sangre derramada no había sido en vano.

El día 21 los milicianos continuaron capturando y peinando la playa, pero varios cabaiguanenses de regreso llegaron hasta el Hospital Militar en Santa Clara para interesarse por el estado de sus compañeros heridos, entre ellos Dreke.

Ya en Cabaiguán visitaron varios lugares donde se habían retenido preventivamente a personas que en un momento determinado pudieran haber apoyado la agresión y se les mostró varios objetos traídos por los milicianos como “Trofeos” entre ellos cajas de cigarros Kent y Camel, pañuelos de seda, casquillos de proyectiles, restos de paracaídas, mochilas, entre otros objetos que posteriormente fueron expuestos en la tienda La Americana, hoy tienda La Canastilla”.

Epilogo

Hoy se encuentran expuestos en las vitrinas del Museo Municipal de Cabaiguán muchos de estos objetos entre ellos mochila, cuchara, tenedor, plato,  retazo de paracaídas, cantimplora y casquillos de balas; estas piezas perpetúan la memoria histórica las nuevas generaciones.

Aquella defensa heroica del pueblo que en sólo menos de 72 horas derrotó la agresión imperialista.  Merece ser conocida y recordada como parte del patrimonio histórico cubano.

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