Zunilda Fumero Vergel ha estado dedicada por más veintisiete años a su gran pasión: trabajar en la rama del comercio, labor a la cual le ha impregnado su propio sello
Por Hugo Crespo Crespo
Pudo haber sido maestra, ingeniera, doctora en medicina, abogada u otra profesión; pero Zunilda Fumero Vergel, apostó por estar detrás de un mostrador desde que tuvo contacto con el mundo que la rodeaba.
Desde sus tierras ancestrales en entre Las Minas y Pedro Barba, Zunilda tal vez captó alguna de las imágenes positivas de esas personas que en otras décadas laboraban en las dependencias comerciales cercanas a su hogar y la tomó como ejemplo a seguir.
Única hija; pudo ella tener todas las atenciones de sus progenitores a su alcance para salir a otros lares a cursar otras especialidades; pero aferrada a esta idea, siguió por este sendero hasta graduarse de Técnico Medio en lo que siempre sería su pasión: el comercio.
Así, desde los dieciocho años comienza este tránsito por este sector en Cabaiguán, primero en La Azucena China donde estuvo por espacio de diez años, con una labor intachable, para más tarde incursionar en el colectivo del Mercadito de la Filial en el cual ha permanecido durante casi dos décadas.
Allí, detrás del mostrador de esta unidad del comercio en el municipio, una de las de mayor número de consumidores, está ella, siempre con el mismo carácter afable y alegre, correcto aspecto personal, excelente comunicación, trato con los clientes y habilidades para realizar todo tipo de ventas, en el área de la bodega como en los productos lácteos y cárnicos.
Con veintisiete años dedicados a esta actividad, a veces maltratada por algunos que acuden a estos servicios, poco reconocida en ocasiones y subvalorada para muchos, Zunilda ha creado su propia escena, donde lo que más lleva en su andar cotidiano y actuación, es el compromiso con el rol que escogió y que nunca cambiaría por otro oficio, porque en él ya casi suman treinta años donde sus mejores premios han sido el cariño de la gente, la confianza que inspira en su labor y la respuesta oportuna y solidaridad que transmite a sus similares, sin dañar a ese que en cualquier circunstancia siempre tiene la razón: el cliente. Felicidades a esta mujer, que ha dedicado los mejores años de su vida al comercio y a otros que como ella festejan este 4 de febrero su día, en homenaje al mártir Fernando Chenard Piña.
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