Desde tiempos antiguos los campesinos cubanos se arraigaron a la tierra, mitos y tradiciones. A pesar de que cada región tiene en sí algunas diferencias en lenguaje y costumbres, la esencia verdadera de la cultura campesina se manifiesta de igual manera.
Por: Daisy Martín Ciriano
Sus mitos y tradiciones se narran y desarrollan con temas recurrentes, de acuerdo a cada región, si bien los güijes son más tratados en la región oriental, pero no es menos cierto que en la zona central también se hablaba de ellos y hasta había quien aseguraba haberlo visto cerca de una charca del río. Sin embargo por la región Central se trata mucho la aparición de las madres de aguas, enormes majáes que dejaban su huella en las orillas de las charcas. Las leyendas de la aparición de madres de aguas en determinados charcos y la visión de sus huellas en las orillas, le quitaban los deseos de bañarse o pescar a cualquier hombre.
El tema de los aparecidos y del uso de la magia por expertos en ella, era muy abordado en las tertulias nocturnas cuando se reunían. Esa noche de testimonios y fuertes aseveraciones hacía temblar a cualquiera y más aún a aquellos muchachos que se aventuraban a escucharlos y por la noche no podían conciliar el sueño.
Muchos aseguraban también dentro de esos mitos y leyendas, la existencia de visiones que aparecían en determinadas lomas o cruces de arroyos y que si estaban vestidas de blanco se subían al anca del caballo, otros hablaban con certeza de la entrega de botijas a determinadas personas, según el difunto escogía. Aquello de la búsqueda del tesoro enterrado resultaba tenebroso, ya que generalmente era citado para las doce de la noche, en plena oscuridad, solo y con pico en mano para el desenterramiento de la botija, de seguro con la única compañía del donante. En fin entre mitos y leyendas ocupaban los encuentros en el caserío y de paso, tomaban un buen café colado entre las llamaradas y el humo del fogón de leña.
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