Por Redacción digital
Cuentan los historiadores que a Cuba llegaron en la mitad del siglo XX de la mano de las inversiones estadounidenses en la ganadería de la isla y pronto ganaron adeptos por sus beneficios para extraer el agua de forma autónoma y sin gasto de combustibles.
En los campos de Cabaiguán también podemos disfrutar de su presencia y sus bondades. Aunque no sabemos a ciencia cierta la cantidad existente en el territorio, los molinos de viento forman parte de nuestras reliquias agrarias.