Lo afirma Pedro Antonio Rodríguez Pérez, quien a sus 36 años es el mejor productor de leche en la Empresa Pecuaria Venegas, perteneciente al municipio espirituano de Yaguajay.
Pocos creyeron que después de convertirse en licenciado en Ciencias Pedagógicas, Pedro Antonio Rodríguez Pérez regresara al campo. Mas, con su retorno a la Finca Jobosí, perteneciente al Consejo Popular de Venegas, no hizo más que recompensar a sus antecesores. Y es que posee una familia eminentemente ganadera, cuyas huellas se calaron en el joven de 36 años de edad.
Sin embargo, aun cuando no abandona su pasión por el magisterio, este muchacho, quien se erige hoy como el mejor productor de leche en la Empresa Pecuaria Venegas, de Yaguajay, encuentra su realización personal como ganadero. No concibe uno solo de sus días sin estar junto a las vacas, sin disfrutar la extracción de cada litro de leche, y mucho menos, sin respirar ese aire que oxigena como ningún otro.
No cree en la lejanía, pues según cuenta, allí tiene todo lo que necesita. Tampoco se avergüenza de ser joven y entregar sus mejores años al campo, ni cree que el éxito viene de la mano de los grandes emporios. Se conforma con lo que ha podido conseguir con esfuerzo y se empeña en alcanzar los mejores rendimientos.
“Lo primero que yo tengo es que todos los días me levanto con deseos de hacer las cosas, que es muy importante. Lo otro, es que nací aquí, que soy guajiro de pura cepa y que los animales son mi vida. Tengo 50 vacas en total, y de ellas, 20 en ordeño, las cuales concentro en potreros de grandes áreas, hasta que logre concretar el acuartonamiento y así disminuir el terreno y obtener elevadas producciones”, comenta Rodríguez Pérez.
Dentro de la Unidad Empresarial de Base (UEB) lechera Venegas, es uno de los campesinos que ya piensa en garantizar otras condiciones para sus reses para de esa forma incrementar la cantidad de litros de leche. Sabe que el éxito no solo radica en la buena alimentación, sino también en las técnicas de acuartonamiento.
“Alimento las vacas con miel de pulga y bagasillo en la seca y en la primavera levanto los potreros para que se nutran de las hierbas naturales. No obstante, más adelante incorporaré la siembra de plantas proteicas como el King Grass, indispensable también para el desarrollo del ganado. Estoy sacando 80 y pico litros de leche todos los días”, asegura el joven.
Este ganadero yaguajayense se incluye dentro de los tres productores líderes en la entrega de leche de la Empresa Pecuaria Venegas, hecho que le posibilita la implementación del ordeño mecanizado en su vaquería, alternativa que también beneficiará a cerca de 13 campesinos que circundan su finca.
“Ya la vaquería de ordeño mecanizado está en la fase de montaje, la cual es de cuatro plazas y, sin duda, me facilitará el trabajo porque no es lo mismo ordeñar en un corral que con todas las condiciones. Lo otro es que los niveles de producción son mayores, da la posibilidad de ordeñar dos veces y aumenta el litro de leche por vaca”, asevera el campesino.
Mas, no ha sido este el único beneficio que ha recibido Pedro Antonio como destacado productor. También agradece el asesoramiento científico del Instituto de Ciencia Animal (ICA), así como de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes de Sancti Spíritus e Indio Hatuey, de Matanzas.
Dichos intercambios académicos le ha posibilitado a él y a otros de la entidad ganadera del norte espirituano, la obtención de nuevas variedades de pastos y forrajes, el desarrollo de nuevos alimentos y la creación de sistemas sostenibles que permitan intensificar la producción pecuaria, además de incentivar la gestión e innovación tecnológica en el entorno rural ganadero.
“Tuve la posibilidad de participar en un evento con los profesores del ICA, que nos abrieron los ojos a una gran parte de los campesinos sobre cómo se puede producir sin piensos, y no solo en la ganadería, sino en la cría de cerdos criollos, de gallinas…, es decir, que podemos diversificar las producciones en nuestras fincas”, constata.
Con este y otros planes en su cabeza asoma Pedro Antonio Rodríguez Pérez entre los recónditos parajes de la Finca Jobosí, un sitio que se advierte desde la distancia. Basta llegar hasta él para comprobar que los sueños no mueren cuando vienen acompañados de hombres emprendedores como este joven.
“Lo primero que lleva la ganadería es mucha voluntad y tiempo. Por eso, ahora mismo mis proyecciones se dirigen a terminar el ordeño mecanizado, a acuartonar toda mi finca y a producir más leche. Y a eso no le tengo miedo porque nací entre las patas de una vaca”, confiesa.