Cuando se produce el Crimen de Barbados, el terrorismo se quitó el disfraz, el propio Posada Carriles lo confirmó en las entrañas del país que quiere mostrarse como el campeón defensor de los derechos humanos y líder mundial en la lucha antiterrorista, pero Posada también desde allí dijo no tener remordimientos y dormir como un niño
Por: Lillipsy Bello Cancio
Cada 6 de octubre, Cuba entera se sumerge en el dolor de un luto que desde 1976 impide a los hombres dignos de esta tierra olvidar el horror de aquel miércoles fatal en que 73 inocentes y felices hombres y mujeres, muchos de ellos jóvenes, viajaban a la bien amada Patria, a construir sueños, a realizar vidas, a desentrañar realidades.
Esta vez el escenario sería Barbados ; Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) los asesinos, los ejecutores de un odio visceral por un proyecto que intentaba erigirse y consolidarse en medio de todas las adversidades que puede imponer un Imperio brutal e ignominioso a una pequeña Isla, cuyo único pecado era intentar un orden más justo, revolucionario… más equilibrado.
De aquel monstruoso sabotaje de entonces, nació una conmemoración que hasta hoy rinde tributo al patriotismo y nos impide olvidar nuestros muertos: el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado nos da la oportunidad de recordar los más de tres mil 400 fallecidos por las agresiones de Estados Unidos contra la isla.
Y es que, de acuerdo con el documento “Demanda del pueblo cubano al gobierno estadounidense por daños económicos”, las operaciones encubiertas de Washington comenzaron en 1959, y desde entonces se organizaron, ejecutaron, y financiaron miles de actos de sabotaje.
En estas poco más de seis décadas se ha engrosado una larga lista de acciones terroristas para dañar a la mayor de las Antillas, que incluye, además de agresiones económicas, militares, biológicas, psicológicas, diplomáticas, mediáticas y de espionaje, intentos de asesinato a líderes.
Son muchos los ejemplos del terrorismo contra Cuba que pudiéramos mencionar hoy: la destrucción de la tienda El Encanto, el 13 de abril de 1961, en el que perdiera la vida Fe del Valle; y la explosión de una bomba en el Hotel Copacabana, donde murió el joven turista italiano Fabio Di Celmo son apenas un par de ellos, ¡qué bastan, eso sí, para repudiar cada día, a cada hora y cada minuto esta historia de amargura y dolor a familias enteras… a un pueblo entero!.
Los reportes de prensa dan cuenta de, al menos tres mil 478 personas que murieron y dos mil 99 quedaron incapacitadas como consecuencia de los planes violentos de Washington contra la isla.
Por eso y porque Cuba no olvida a sus hijos valerosos, la conmemoración del Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado está refrendada en el Decreto-Ley No. 279 del Consejo de Estado, que establece, además que cada 6 de octubre la bandera cubana se ice a media asta, ya sea en las entidades civiles e instituciones militares, o en misiones diplomáticas y consulares cubanas en el exterior, que está prohibido olvidar.