Las noches en Cabaiguán ponen en jaque al COVID-19, el día lo despierta, lo zarandea y empieza a caminar, a visitar y hacer colas junto a los cabaiguanenses
Foto: Aramis Fernández Valderas
Así también debería ser el día. En las noches las calles vacías. Ni un ser humano en la céntrica calle Valle, el COVID-19 tampoco anda de acera en acera, de puerta en puerta ni de cola en cola. Amanece y con los primeros rayos del sol llega el movimiento, los olvidos del nasobuco, la visita de la vecina, la cola, esas colas donde uno tiene que estar encima del otro, no pueden distanciarse ni metro y medio, abrazos, saludos. La COVID-19 vela cada paso y se multiplica.