Los maestros cabaiguanenses analizaron el cumplimiento de los objetivos que responden al perfeccionamiento continuo del sector y la labor político-ideológica ante los retos contemporáneos, entre otros temas del proceso docente-educativo
Por: Lillipsy Bello Cancio
La preparación de un curso escolar deviene, más que mera reunión entre especialistas, ejercicio académico, donde funcionarios y expertos comparten saberes y experiencias con el propósito de proyectar períodos superiores, en lo que a calidad del proceso de enseñanza- aprendizaje se refiere, tal y como ocurrió en Cabaiguán a fines de la semana anterior.
Varios temas ocuparon a quienes tienen la responsabilidad de conducir y controlar los designios de la educación en este pedazo de Cuba: el estado de cumplimiento de los objetivos que responden al perfeccionamiento continuo del sector, la labor político-ideológica ante los retos contemporáneos, la gestión de los recursos humanos tanto en lo que respecta a la formación inicial de los profesionales como en su continuidad a todo lo largo de su desempeño profesional y los retos y perspectivas del proceso educativo preventivo, sobresalen entre los más debatidos.
Dos jornadas de intensa polémica, en las que los asistentes al encuentro hicieron gala, no solo de su reconocido prestigio profesional, sino además de un conmovedor sentido de pertenencia, elevadísimo compromiso con la formación de las más nobeles generaciones y una incuestionable pasión por lo que hacen, por mejorarlo, por superarse a sí mismos, demostraciones nada comunes por estos tiempos pero que en el sector educacional se desbordan, muy frecuentemente.
Tal y como lo manifestara la propia titular del sector aquí, Dailín Estrada Tamayo, continúa siendo la escuela el espacio más importante para la materialización de todas y cada una de las propuestas presentadas en el que deviene encuentro medular de los especialistas de la educación cabaiguanense.
No son los maestros dados a reuniones fatuas y estériles. De estos encuentros deberíamos aprender a “aterrizar” las estrategias, a qué se refiere aquello de “vivir con el oído pegado a la tierra”, a aprovechar el conocimiento y a cómo se logra el tan anhelado deseo de conducir procesos desde la ciencia. No son perfectas y pudieran ser quizás mucho mejores, de eso estoy segura pero cada vez que asisto a un encuentro entre pedagogos confirmo que, sin lugar a dudas, son los profesionales más importantes del mundo y que, lastimosamente, ni los valoramos, ni los reconocemos ni los aprovechamos en su justa medida.
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