domingo, noviembre 24El Sonido de la Comunidad
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“Para mí era un hombre extraordinario”

Foto: Anisbel Luis Reyes

Por: Thalía Martín Gutiérrez y Anisbel Luis Reyes (Estudiantes de Periodismo)

Así manifiesta Felipe Fleites López, en torno a la figura del Comandante Faustino Pérez Hernández.

Cabaiguán no es solo pueblo de tabaco, tradiciones canarias o de mujeres bonitas, sino que es el municipio que le dio cobija a uno de los hombres más importantes en la historia de la Revolución: el Comandante Faustino Pérez Hernández.

“Yo no luché con Faustino”, es lo primero que aclara Felipe Fleites López, quien a sus ochenta y un años rememora el tiempo que compartió junto al Comandante. Con gran entusiasmo nos recibe en su casa, y a pesar de que tiene algún que otro achaque de salud, no le impidió abrir el baúl de los recuerdos y compartir con los más jóvenes  sus experiencias al lado del expedicionario del Granma.

La lucha contra bandidos en el Escambray fue uno de los pasajes de la historia de la patria en los primeros años de la Revolución y, hasta allí, llegó el carácter y la figura de Felipe Fleites, quien luego pasó a las filas revolucionarias para ir a batallar contra los mercenarios al servicio del gobierno estadounidense en la invasión a Playa Girón.

Sentados en la sala de su casa, con una taza de café en las manos y al son del ruido de los autos, se desarrolló esta entrevista, en la cual Fleites expone sus recuerdos en torno a la personalidad del Comandante Faustino.

¿Cuándo conoció usted a Faustino?

“Mi primer encuentro fue durante la visita de los comandantes  Faustino Pérez, Félix Torres y Antonio Sánchez Díaz- Pineda, en 1960, a unos de los campamentos ubicados en Manaca Iznaga, donde había más de tres mil hombres preparándose para la limpia del Escambray, en ese momento me desempeñaba en el cargo de jefe de cocina”.

En el año 1970 se desarrolla el Plan Sancti Spíritus y a Faustino lo trasladan para la provincia, en ese tiempo el compañero Fleites se encontraba de jefe en un central de cañas y luego se traslada a la cabecera provincial y empieza a trabajar al lado de Faustino, donde le asignan el cargo de jefe de viandas, vegetales y granos Acopio. Sobre esta etapa de su vida como revolucionario evoca algunas de las anécdotas vinculadas a la figura de Faustino Pérez.

“Al iniciarse en nuestro país la división político-administrativa, nosotros hicimos un recorrido por la zona de Zipiago, localizado entre Fomento y El Pedrero. Al llegar al lugar, nos topamos con que nadie vivía allí. En ese momento venía bajando por la loma un hombre a caballo, y se me ocurre decirle a Faustino: mire, ese que viene por ahí es el jefe de lote de esta zona. Cuando el hombre se acerca a nosotros, preguntamos si él era de por esos lugares, y el hombre nos contesta: ¡sí! , yo soy el jefe de lote de aquí.

“Después de conversar con el campesino, Faustino sonriente, me comenta: ¿chico tú eres adivino?  Dijiste que era el jefe de lote y resultó ser ese mismo,” (rememora Fleites entre carcajadas).

Usted compartió por más de cinco años con el comandante Faustino Pérez, nos pudiera decir ¿cómo era la personalidad de Faustino?

“Hablar de la personalidad de Faustino es complicado. No era una persona de mucho sonreír, pero poseía una humildad que lo convertía en un hombre extraordinario. Durante los cinco años que trabajé junto a él cada día aprendí algo nuevo.”

“Recuerdo la vez que tuve el accidente automovilístico, en la salida de Sancti Spíritus, durante los carnavales de la zafra de los diez millones. Sufrí varias lesiones, y de inmediato me remitieron para el hospital de Santa Clara. En ese momento le avisan a Faustino, y él rápidamente  le dice a su chofer que tenían que irse para Santa Clara pues yo me encontraba en muy malas condiciones”.

“En todo momento, él estuvo al lado mío, hasta que me realizaron todos los análisis y le informaron que yo no corría peligro. Al otro día, viene una enfermera y me pregunta quién yo era, y le contesto: un bobo de Cabaiguán! (entre risas), y es cuando ella me comunica que había un  teléfono directo desde el hospital a la oficina del Comandante porque tenían la obligación de notificar cada minuto de las pruebas médicas que me efectuaban.

Sin lugar a dudas, vivencias como estas denotan la personalidad de este Comandante de pueblo, siempre atento a las dolencias y preocupaciones de todos los compañeros que estaban a su alrededor.

Si tiene que definir con una palabra al Comandante, ¿Cuál elegiría?

“Una persona sensible, tratable; con un carácter recto. Ese era Faustino, un hombre del que siempre me llevé el mejor criterio de su persona en cada situación por más difícil o fácil que fuera, pues como bien él planteaba que lo que no tenía solución por lo menos debía poseer una explicación”.

A través de anécdotas, Felipe Fleites López, revive la imagen de Faustino Pérez. También habla con entusiasmo de las tantas veces que intentaba sacar conversación al Comandante para conocer de la lucha en la Sierra Maestra.

Entre cuentos, risas, alguna que otra lágrima, Felipe nos cuenta cómo fue trabajar y compartir amistad con uno de los hombres más excepcionales que tuvo la Revolución.

“Para mí era un hombre extraordinario”, frase que Fleites López reitera una y otra vez durante el tiempo de la entrevista. A través de las memorias de este combatiente, podemos llegar a apreciar la figura del Comandante, apreciar una de las facetas que algunos cubanos pudieran desconocer de Faustino; la gran humildad que lo caracterizaba ante los momentos difíciles, y el gran amor, como dice Fleites en sus palabras, que sentía por su patria.

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