La sobrexposición a los teléfonos móviles, otras pantallas y redes sociales es una constante en nuestras vidas; el uso responsable de estos medios resulta imprescindible para evitar trastornos de salud

Si bien es cierto que las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) han llegado para revolucionar el mundo y facilitar la vida de las personas, tampoco se puede olvidar el peligro que supone su uso inadecuado. Sobre todo, si esa sobrexposición suele ser cada vez más común en niños y adolescentes.
Precisamente, son los más jóvenes quienes todavía no tienen la madurez, ni física ni emocional para enfrentarse a estas tecnologías y al contenido que para ellas se produce. Por ello, es vital que los padres y adultos responsables sean la guía y el filtro a través del cual atraviese todo ese contenido digital.
De hecho, en la actualidad a nivel global los números de jóvenes afectados por el abuso de las tecnologías se mantiene en constante ascenso; algo que no es indiferente a nuestra provincia, pues las estadísticas en Sancti Spíritus también tienden al aumento; lo que ha podido constatar la psicóloga Fany Alonso Rojas, jefa del Departamento de Salud Mental del municipio cabecera y profesora asistente, quien, debido a la importancia del tema, ha decidido dedicarle su tesis de maestría. Al respecto, dialoga con Escambray.
¿Realmente, es posible desarrollar una adicción a las TIC?
Sí, de hecho, es algo muy común. Tanto niños como adolescentes y adultos podemos incurrir en este comportamiento, sin darnos cuenta. Y es que precisamente en la actualidad con el fácil acceso a las tecnologías y todo el volumen de contenido que se produce para las diferentes plataformas es algo que sucede a diario y aumenta a cifras considerables todos los días.
No son solamente a los teléfonos, videojuegos o redes sociales, también puede producirse con la exposición excesiva a otras pantallas como las del televisor y computadoras; aunque el teléfono es el dispositivo electrónico que mayor apego produce.
¿Por qué el entretenimiento producido por las tecnologías suele ser adictivo y perjudicial?
Ese tipo de entretenimiento es pasivo, no permite el descanso, aunque parezca que sí. Las tecnologías están recargando constantemente a todo aquel que la consume, sobre todo, si lo hacen de noche, pues se activa una zona del cerebro que continúa despierta por mucho tiempo e impide el descanso.
Además, la sobrecarga de información y contenido que existe a través de los dispositivos móviles impone a nuestro cerebro una gran presión y le impide operar a su máximo potencial, en especial durante el período de plasticidad cerebral, propio de la niñez y adolescencia.
Entonces, ¿qué afectaciones físicas y mentales puede producir la sobrexposición en niños y adolescentes?
Justamente son los niños y adolescentes los que sufren por este tipo de exposición descontrolada de forma más frecuente. Entre las patologías físicas e intelectuales asociadas a ello están: la obesidad, trastornos del sueño, trastornos del comportamiento, postura, lenguaje y visión, ansiedad, depresión, irritabilidad, conductas violentas, estrés, trastornos del espectro autista, así como mayor impulsividad y menor capacidad de autocontrol. Además de otros, pues la lista puede llegar a ser muy extensa.
De hecho, cuando los padres vienen con sus hijos a nuestras consultas, mayormente, no lo hacen por la adicción a la tecnología en sí, sino porque sus hijos presentan alguno de estos síntomas. Por ello, es muy importante tratar la causa.
En el caso concreto de los padres o adultos responsables, ¿qué papel deben jugar en la relación de los niños y jóvenes con las tecnologías?
Los adultos deben ser los encargados de supervisar y controlar cómo los menores usan y consumen las tecnologías, así como el contenido que reciben a través de ellas.
Precisamente, son las personas mayores las que deben dar el ejemplo y hacer uso moderado de las pantallas, así como establecer horarios para los más pequeños y estar cerca cuando estos se encuentran expuestos a ese tipo de estímulos.
Asimismo, los exhorto a mantenerse informados, acercarse a nuestras consultas y apoyarse del conocimiento de los profesionales, para saber cómo sus niños pueden hacer buen uso de las tecnologías.
Entonces, ¿cuál sería ese uso ideal que usted menciona?
Bueno, en el caso de los niños menores de dos años no es recomendable la exposición a las pantallas y tecnologías, mientras a partir de los 3 y 4 años el tiempo debe rondar la hora de consumo, y ya luego de los 5 o 6 años, momento en que comienza la etapa escolar, este período suele alargarse entre una o dos horas, pero enfocado de forma concreta en contenido que para el niño sea instructivo y no mero entretenimiento.
Y, en el caso de los adolescentes sabemos que con el uso continuo de los teléfonos móviles es difícil precisar el tiempo frente a la pantalla, de allí la importancia de regular y supervisar el contenido que están consumiendo, pues los adolescentes están en un proceso de desarrollo crucial para sus vidas en el que se producen muchos cambios a nivel físico y mental.
¿Qué acciones concretas deben llevar a cabo los adultos para evitar que los niños y jóvenes incurran en esta adicción?
Lo primero es nunca prohibir en sí el uso de las tecnologías, pues esto suele tener efecto contrario, sino acompañarlos cuando están expuestos a las pantallas y servir de filtro ante todo el contenido e información que hay disponible.
Pero es fundamental potenciar la recreación activa, que es la que verdaderamente permite el descanso, pues a través de los juegos interactivos y el ejercicio es cuando se canaliza toda la energía acumulada durante el día. Los padres y adultos responsables deben fomentar en los niños y jóvenes la lectura, el baile, juegos de mesa y al aire libre y el dibujo, entre otras actividades.
Sin olvidar que somos seres sociales y la interacción con el entorno en que vivimos es fundamental; especialmente para los niños, pues ellos se potencian entre sí cuando interactúan ya que las cosas que un niño no conoce las aporta el otro.
En el caso de las tecnologías con carácter educativo, los adultos deben permitirla, pero mantenerse cerca. Debido a los enormes volúmenes de información disponibles en línea, es importante que los mayores ayuden a discernir y le permitan escoger al niño lo que verdaderamente aportará de forma constructiva su formación.
Asimismo, recomiendo nada de pantallas al comer, dormir, en las escuelas durante el proceso docente o en reuniones sociales.
También la interconectividad y la exposición en línea pueden traer consigo el acoso digital, ¿cómo deben manejarse esos casos?
Cuando esto ocurre, generalmente el niño o adolescente lo oculta y se encierra en sí mismo, por ello es importante que los adultos sean observadores y estén atentos a cambios bruscos de conducta, para acudir de inmediato a un especialista.
No es recomendable que los menores de 16 años tengan perfiles en redes sociales, y en caso de tenerlos sus padres deben supervisar estas cuentas, pues los más jóvenes suelen ser los más propensos al abuso digital, que ha terminado trágicamente en muchas ocasiones.
Los padres deben establecer con sus hijos un canal de comunicación fluido y abierto en todo momento, en especial durante la adolescencia por la complejidad en sí de esta etapa vital.
En el caso de Sancti Spíritus, ¿cómo se mantienen los indicadores de consumo de tecnologías en los menores de edad?
En la provincia se ha podido constatar un incremento en la asistencia a consultas de Psicología y Psiquiatría Infantil, por parte de los padres, para recibir orientación sobre cómo manejarse con sus niños. Ello se debe a que son cada vez más los menores que consumen de forma irracional las tecnologías.
De hecho, en mi estudio de maestría titulado Intervención psicológica para promover el uso adecuado de las TIC en los escolares, pude analizar 99 niños y su relación con las tecnologías, y entre los resultados arrojados resultó que sólo la mitad las usa durante el tiempo recomendado.
Eso es verdaderamente preocupante de cara al futuro, pues afecta directamente a nuestros niños y jóvenes. Por ello, es tan necesario que los padres sean la autoridad que prevenga contra el uso inadecuado de las tecnologías, y estén atentos a los síntomas mencionados para acudir a tiempo a un especialista. Una intervención a tiempo en estos casos es fundamental.
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