viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

Radio Sancti Spíritus: Latido en el tiempo

Este 11 de julio, Radio Sancti Spíritus celebra el aniversario 77 de su fundación multiplicada en varias estaciones municipales

Radio

Más que parpadeo, Radio Sancti Spíritus es latido en el tiempo. Latido porque significa vida; el tiempo, memoria. Lo confirma la octogenaria Ernestina López, quien siguió los pasos al huracán Irma por la emisora provincial hasta que hubo servicio eléctrico, cuando en 2017 el ciclón le sacó punta a la torre del antiguo central Narcisa, de Yaguajay, y desplomó el techo de tejas criollas de la casa de esta anciana, en las lomas de Bamburanao, con la misma velocidad que caían los racimos de palmiche esa madrugada.

Gracias a Radio Sancti Spíritus, Ernestina supo luego los destrozos que dejó Irma y que su humilde casa pronto luciría techo nuevo. Otra vez la emisora correspondía con el espíritu de sus padres fundadores, los hermanos Santana, quienes soñaron y le regalaron la entonces Radio Nacional a la audiencia el 11 de julio de 1945, después de revivir un equipamiento en desuso de una planta radial, adquirido en Trinidad.

Así nació, así creció esta emisora, que poco a poco desdibujó la inexperiencia de sus iniciadores en el arte de hacer radio, y entre tanteos y búsquedas, diseñó una programación, que nos hizo más espirituanos. A partir de ahí, canciones como “Pensamiento”, de Rafael Gómez Mayea (Teofilito), y “Mujer perjura”, de Miguel Companioni, dejaron de ser patrimonio de bares y cantinas, para convertirse en himnos de nuestra identidad cultural.

Desde su nacimiento, esta planta radial devino cobija segura para tríos, guateques y parrandas, credenciales genuinas de la tierra yayabera; pero en ese andar también ha sido voz y sonido de la historia de Cuba. Era el 6 de enero de 1959. Madrugada de fría llovizna y de rebeldes con las barbas hasta el pecho. A través de las ondas de la antigua CMHT Radio Nacional, desde los balcones de la otrora Sociedad El Progreso, Fidel anunciaba los desafíos de la Revolución naciente y legaba, en recordado discurso, una definición de la ciudad, que nos acompaña hasta hoy, grabada por los hermanos Santana: “Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos (…), Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más”.

Historia que inspira y que se agradece. Por fortuna, desde su creación la emisora ha elevado el andar cotidiano de la gente a la condición de protagonista de sus espacios. Informar y entretener, orientar y cultivar han sido la brújula de este colectivo.

Porque somos radio, que es decir inmediatez, desde nuestros micrófonos hemos sido compañía y aliento. Desde aquí no faltaron las exhortaciones para asaltar los plantones de caña en la zafra más guerrillera de todas: la de 1970.

Incluso, hasta hoy llegan los ecos de la voz urgente del locutor en aquella madrugada del 15 de junio de 2002, ante la posible ruptura de la cortina de la presa Lebrije, de Jatibonico. Unos 35 000 pobladores, residentes en la cabecera municipal y comunidades cercanas, que corrían el riesgo de ser tragados por las aguas, fueron salvados en poco más de tres horas, en una evacuación sin precedentes en Cuba. Nunca antes Radio Sancti Spíritus resultó tan oportuna.

Esa es la radio que fuimos y que somos; la que ha sembrado esperanza, cuando este o aquel huracán ha dejado a no pocos espirituanos sin más techo que el cielo; es la radio que ha contribuido a trazar los destinos económicos, sociales y políticos de una provincia, surgida en 1976.

Es la radio que dio paso a un sistema, compuesto hoy por Radio Vitral, fundada en 1998; Radio Trinidad (1998), LaVoz de Yaguajay (2000), La Voz de Cabaiguán (2004), Radio Jatibonico (2007) y Radio Fomento (2008); así como por las corresponsalías de Taguasco y La Sierpe.

En fin, toda una legión de periodistas, artistas de diversas especialidades, directivos, trabajadores…, en alianza con las tecnologías de la información y las comunicaciones, que no descuidan su misión cardinal: la defensa del país que tenemos y soñamos, junto al liderazgo eterno del Guerrillero del tiempo, quien estuvo de regreso en diciembre de 2016, convertido en cenizas —camino a Santiago de Cuba— arropado por la bandera y el cedro, también cubanísimo. Nunca antes la radio espirituana vivió tal estremecimiento.

Hasta los pobladores de la comunidad de Bernal, de Jatibonico, acudieron en carretas, a caballo y en lo que apareciera para decirle el último adiós al líder al borde de la Carretera Central. Esa historia la contó la radio.

Aseguran, además, que cuando la pandemia de la covid hizo que las puertas de las casas de ese asentamiento cañero cerraran a cal y canto en 2020, y que enmudecieran hasta las guardarrayas, aquellas 140 familias campesinas hubiesen creído que allá afuera no había más mundo, si no hubiera sido por Radio Sancti Spíritus y Radio Jatibonico.

Es la radio convertida en latido de su pueblo, la que, a pesar de los años, disfruta aún el “pálpito sobrenatural de la noticia”, sentido por García Márquez. Es la herencia de los fundadores y sus discípulos más leales. Y así será por los siglos de los siglos.

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