Algunos la pensaron inerte en el siglo XXI; hasta la sentían muda. Después de haber discursando tanto, de llegar a donde otros no han podido, de inocularse en sus profesionales y sorprenderlo a usted en casa, la radio superó todo pronóstico perverso.
Señales que han acompañado a generaciones a partir de los primeros intentos hertzianos, la insistencia del italiano Guillermo Marconi, los desafíos de Alexander Popov y el descubrimiento de Alexander Lee de Forest. Cada uno de ellos sintonizaron lo inevitable: la radio contaría el mundo en imágenes sonoras.
¿Que transcurrió más de un siglo? Nada es fácil. Por suerte quedan las memorias para ver cuánto ha evolucionado desde el estudio de aquellas ondas electromagnéticas.
La aliada de los desolados ha sido más que una compañía en tiempos de insomnio. Esta protagonista ha alzado su voz en conflictos bélicos, la que aclara sus dudas y le hace suspirar con sus dramatizados, la que fraterniza con el universo virtual en los días en que internet lleva la batuta.
En el dial de la historia radiofónica cabaiguanense se han escuchado varios rostros pero llegado el momento de conquistar el ciberespacio, la CMGI se hizo internacional. Tres w la colocaron en la telaraña mundial. Fue el 15 de febrero de 2006 cuando estrenaron titulares en internet. Aramis Fernández Valderas e Ineldo Pérez González, dos migrantes digitales, probaron que experiencia y tecnología se dan la mano.
En las autopsitas de la información circulaba la noticia. La creación de la página web de esta planta radial, pionera dentro de la red de emisoras municipales de la provincia, no ha dejado de recibir clics en más de una década.
El acontecer del pueblo y su gente comenzó a leerse del otro lado del océano. Vendrían las redes sociales y gracias al empeño de noveles ingenieros sorprenden las notificaciones que cuentan en el perfil de Facebook y los twits generados.
Googlee “La Voz de Cabaiguán” en el buscador. Allí encuentra nuestra realidad la misma que se escucha a través de audio en tiempo real. Abiertos el micrófono puede que desde Asia un colaborador internacionalista de la salud le salude en la tarde cuando allá la luna ya asomó o quizás en Suramérica un cabaiguanense ausente solicite su tema musical de preferencia.
La radio ha mutado con los años y durante ese progreso, los públicos siempre han sido su motivación. Aquí o donde quiera que se sintonice una frecuencia, le parecerá ver su sonido.