Este fin de semana en las calles de la ciudad cabecera cabaiguanense se realizaron acciones en la recogida de desechos sólidos. Pero, aun se resiente en las indisciplinas sociales y en las aglomeraciones de basura
Por Lillipsy Bello Cancio
Desde las áreas más céntricas hasta la periferia de la ciudad, llegaron este fin de semana las manos de cientos e cabaiguanenses empeñados en trastocar una imagen más recurrente de lo que todos quisiéramos: la suciedad se instala en calles y esquinas para comprometer la higiene comunal, que se resiente por las irregularidades en los ciclos de recogida de la basura y la indisciplina social.
Más de setecientos litros de combustible fueron dispuestos aquí con ese propósito que, aún sin terminar, muestra una cara menos desaliñada a lo que un día fue un pueblo con suerte en materia de limpieza y belleza, y que hoy lamentablemente continúa siendo un anhelo no solo de las autoridades, sino de los que la habitamos.
Y es que contra la actividad de Servicios Comunales en Cabaiguán atentan deficiencias de todo tipo, entre ellas la baja disponibilidad de combustible y el estado técnico de los equipos; pero a ello se suma la indisciplina social tan naturalizada como la propia basura
Lo mismo en la zona de la Filial, que en la propia avenida “Sergio Soto”, o los alrededores del parque canario, los desechos sólidos se desbordan de los vertederos y se convierten en basureros, mientras los Servicios Comunales enfrentan una situación tensa con la disponibilidad técnica y de combustible, sin desconocer las limitaciones propias de esa entidad.
Para recoger la basura este fin de semana (o al menos la mayor parte de ella) fueron movilizados trabajadores de cerca de medio centenar de entidades de Cabaiguán, los cuales aplazaron el cumplimiento de sus funciones para contribuir a la solución de una problemática denunciada por muchos, pero a la que aportan pocos.
Por eso no se entiende cómo el vecino aquel de los alrededores de la Torrefactora apenas un par de horas después de haber sido recogido uno de los microvertederos más grandes de la ciudad, lanzó, sin ningún pudor ni respeto al esfuerzo de los otros, aquella carretilla de desechos sólidos.
Cabaiguán muestra las marcas de las deficiencias que atentan contra el quehacer de Comunales (esa realidad es incuestionable); pero a la falta de recursos se añade la indolencia de quienes arrojan la basura en diversos sitios, incluso fuera de los depósitos destinados a este fin, lo cual origina la proliferación de microvertederos en todo el entorno citadino, manifestaciones de indisciplinas que se contraponen al esfuerzo por mantener la limpieza de la urbe.
Con un parque técnico obsoleto y muy baja disponibilidad de combustible para la gestión de los desechos sólidos urbanos, que se incrementan en la misma medida en que crecen actividades del sector no estatal, como los servicios de restaurantes, cafeterías y otras modalidades, el control y la inspección tienen que ser más efectivos… aunque a decir verdad, la impunidad ha alcanzado tales magnitudes que ya nadie se esconde para arrojar basura en cualquier lugar. No será posible destinar otros setecientos litros de combustible este fin de semana, pues se necesita también producir comida, garantizar transporte y asegurar otras actividades económicas de especial relevancia para el desarrollo del municipio: sería bueno que Comunales resolviera sus deficiencias… y que la ciudadanía fura más consciente.
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