Entre los jóvenes asaltantes al Cuartel Moncada se encontraban tres espirituanos: Ricardo Santana Martínez, Antonio Darío López García y el cabaiguanense Reemberto Abad Alemán Rodríguez
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
Ha transcurrido el tiempo, y aún se recuerda en la historia aquella madrugada del 26 de julio de 1953, cuando un grupo de jóvenes emprendieron la audaz acción de atacar el cuartel Moncada en Santiago de Cuba, considerada como la segunda fortaleza militar del régimen de Fulgencio Batista.
Aquellos hombres procedían de diferentes lugares de la Isla y entre ellos se encontraban tres espirituanos: Ricardo Santana Martínez, Antonio Darío López García y el cabaiguanense Reemberto Abad Alemán Rodríguez.
Hijo de padres humildes, Reemberto tuvo que deambular junto a sus hermanos por diferentes lugares donde el padre encontraba trabajo. Con solo catorce años interrumpió sus estudios para incorporarse a la vida laboral como aprendiz de cocina en el bar-cafetería La Victoria en Lawton, Las Habana. Aprendió el oficio de masillero y trabajó en obras de construcción.
Por su gran espíritu de superación, en 1945, se interesó por recibir clases nocturnas de Mecánica de Aviación por correspondencia, en el Instituto de Aeronáutica de California. Una vez graduado se negó a participar en la guerra de Corea como piloto y su título fue retenido. Esta es una clara demostración de los principios de Reemberto, que se manifestaba contra cualquier injusticia o humillación a un semejante. Usaba muchos términos martianos y era un gran lector de su obra.
Posterior a su regreso de Estados Unidos se vinculó con jóvenes revolucionarios e ingresó a la Juventud Ortodoxa. Allí conoció a Fidel y a Raúl Castro y se relacionó con otros revolucionarios. Convencido de que la única vía para el derrocamiento de la tiranía era la lucha armada se alista entre los jóvenes que representaron a la Generación del Centenario. Al penetrar por la posta 3 fue herido y después vilmente asesinado como a otros hermanos.
Reemberto Abad se inscribió como al cabaiguanense mártir ante los muros del Moncada. Contaba al morir con solo 25 años de edad. Este año, nuestra provincia honra con su trabajo la memoria de aquellos espirituanos participantes en esta acción.
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