Por: Aramis Fernández
Más fuerte que aquel brote del cólera en Cabaiguán, cuando se le hizo caso omiso y echaron a andar las tumbadoras, el coronavirus plantó bandera para que nadie corriera un carnaval en este 2020.
La principal fiesta popular del territorio, como en toda Cuba se canceló a fin de evitar el avance de la pandemia, muy Amiga de los tumultos, del pega pega, del besuqueo, la falta de higiene y la carencia del orden.
Con más de cien años de vida y luego del período especial el carnaval cabaiguanense vuelve a cerrar sus puertas, esta vez en bien de la salud de la población, como debió haberlo hecho cuando la aparición del cólera en agosto de dos mil trece a menos de una semana de las fiestas.
No estamos para ir hacia atrás en esta contienda donde todavía no hay nada ganado, independientemente de lucir números de vanguardia en el mundo, pero los cuales pueden cambiar de un día a otro si nos pasamos al bando de los bobos.
Hay que retener la alegría, acumularla, para cuando se pueda sea desbordada y tener un motivo más por el cual brindar por estar vivos.