Por: Alexey Mompeller Lorenzo
Todos los días del año son 18 de febrero para los instructores de arte cabaiguanenses, cantera encargada de motivar el interés de las actuales y futuras generaciones por esa amalgama de acordes, creaciones visuales, bailes, partos literarios y el teatro.
Bien lo sabe Rosaida Yanet Rodríguez Valdés, formada en la especialidad de danza, quien no se imagina lejos de las unidades artísticas que ha gestado durante 16 años cuando egresó de la primera graduación de los brigadistas José Martí.
“Los conocimientos adquiridos se los transmito a mis alumnos. Las personas me conocen de los festejos populares por llevar la batuta de la comparsa infantil Los Guaracheritos y eso es un mérito que me satisface en todo este tiempo y da fe de los resultados de trabajo obtenidos en diferentes eventos”.
Igual dosis de compromiso experimentan el resto de sus compañeros esparcidos por los planteles educacionales y las casas de cultura para reforzar la cubanía en sus talleres, vanguardia que retoña con casi una treintena de reincorporados al activarse la Tarea Ordenamiento, precisó Lianet Martín Chang, presidenta de este movimiento en el municipio.
Se les ha visto protagonizar las guerrillas culturales en barrios y comunidades; ahora la COVID-19 puso un alto en sus presentaciones, pero instituciones hospitalarias, el Hogar de Niños sin Amparo Familiar y demás colectivos radicados fuera de los límites territoriales conocen de las intenciones de una membresía capaz de curar el espíritu.
La inyección profesional disparada en sintonía con los cambios generados en la isla a partir del 1 de enero de 2021, a juicio de Martín Chang aceleró la idea concebida por el músico Luis Sotolongo Díaz, ex integrante de la agrupación Vocal Tempo, a cargo de un proyecto coral que conformarán los instructores.
