Cuando se cumple el aniversario 65 del asesinato de Rogelio Rojas Reyes, Puty, su compañera de lucha María Ester Tarancón Lorenzo, evoca su último encuentro con el valeroso joven.
Por: Daisy Martín Ciriano (Licenciada en Historia)
Por aquella etapa, próxima a los sucesos ocurridos en La Llorona, la represión de la tiranía arreció en el territorio. Puty se había alejado del pueblo por algunos días, ya que su vida corría peligro, al igual que la de sus hermanos Manuel y Gustavo. Aún recuerda María Ester como el jefe de la guardia rural le indicó a la madre de los tres jóvenes, Angélica Reyes, ‒que fuera comprando tela negra para que se hiciera la ropa de luto‒. La muerte vestida de uniforme rondaba a los tres revolucionarios.
Este último encuentro, ocurrió en el funeral de Orestes Torres. Allí, varias colaboradoras del MR-26-7 se concentraron, entre ellas María Ester y Yolanda Sarmiento Barceló. Era domingo 7 de diciembre y el muchacho se presentó con camisa nueva y buen porte. Al ser interrogado por sus compañeras por su vestuario nuevo, le dijo que era su cumpleaños y que la ropa la había comprado con el dinero que obtuvo por pintar una casa. Entre los jóvenes se comentó que casi no se podían reunir y que solo se veían en los funerales donde no se levantaba sospecha al verlos juntos. María Ester comentó que cuál sería el próximo funeral donde se encontrarían, a lo que el muchacho respondió con rapidez: ‒En el mío.
Cuán lejos estaba de imaginar que jugaba con la verdad y que los esbirros le detendrían, precisamente esa noche al salir del cine y tras las torturas y golpizas propinadas en el cuartel durante la noche y resto del día, lo colgarían de un árbol en la finca Paraíso, a pocos kilómetros de Cabaiguán.
El funeral del joven fue realizado en su propia casa. Gran cantidad de amigos y trabajadores acompañaron a la familia hasta el cementerio local.
Esta información recogida recientemente de María Ester Tarancón, no se conocía entre los investigadores y, la anciana de casi 85 años, insistió que se divulgara su testimonio para de esta forma honrar a su compañero de lucha, asesinado el 9 de diciembre de 1957, cuando acababa de cumplir los 17 años.
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