Sabino Florencio Calero Barrios es uno de los mártires asesinado por los esbirros de la tiranía en Cabaiguán hace sesenta y dos años.
Nació en las Cejas de Pedro Barba, en la provincia de Las Villas el 27 de octubre de 1928, aunque fue inscripto en el Registro Civil de Guayos. Hijo de los campesinos Juan Calero Álvarez y Margarita Barrios Ríos quienes se trasladaron años después para la zona de Cuatro Esquinas. Los esposos establecieron su vivienda en el sitio de Juan Simón.
Sabino no pudo asistir a la escuela. Aprendió a leer y a escribir con la ayuda de un vecino, pero muy temprano tuvo que incorporarse al trabajo agrícola para contribuir a la prosperidad de la finquita que tenía a su cargo la familia. Durante el tiempo de la zafra azucarera se trasladaba junto a su padre y su hermano a Camagüey para cortar y tirar caña.
Después hizo varias vegas de tabaco en sociedad y reunió dinero para comprar un automóvil pagando una letra y así poco a poco logró completar el pago. De esta manera se convirtió en chofer de alquiler.
Tenía inquietudes revolucionarias y tempranamente militó en la célula del MR-26-7 de Neiva, donde también estaba su hermano Vitalino. Con esta organización participó en la venta de bonos, prácticas de tiro y sabotajes, entre otras actividades.
Cuando la llamada masacre de La Llorona contra los jóvenes que se alzaron, Sabino fue el que primero de la familia que conoció del asesinato de su hermano y le llevó la noticia a la madre. También se lo comunicó a los padres de Horacio González, en Echenique. En su casa de Cabaiguán, se efectuó el velatorio de su hermano, asesinado el 10 de agosto de 1957. A partir de entonces su vida corrió más en peligro, al igual que la de sus hermanos. Como parte de la represión desatada por la tiranía, el 30 de noviembre de 1957, fue detenido, torturado y finalmente ahorcado en la finca Villatera. Tenía al morir 29 años.