Panamá, 19 abr La crisis migratoria en la frontera entre Colombia y Panamá mantiene a unas dos mil 700 personas varadas en la provincia panameña de Darién, confirmó el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
El paso, alimentación y atención sanitaria corre a cargo de entidades estatales como los ministerios de Salud y de Desarrollo Social (Mides) y la Secretaría Nacional de la Niñez, la Adolescencia y la Familia (Senniaf), precisó Oriel Ortega, director de Senafront, en declaraciones a la prensa.
«En Semana Santa se dieron ingresos masivos y hasta dos mil personas entraron por la frontera en dos semanas», resaltó Ortega, quien advirtió que muchos de estos migrantes son engañados por miembros de organizaciones criminales y arriesgan su vida en la peligrosa travesía de cinco días a través de la selva del Darién.
Precisó que la presencia de personal de la Senniaf y el Mides es porque hay niños que no están acompañados y que llegan al pequeño poblado de Bajo Chiquito, a bordo de embarcaciones rústicas a través de un río, porque los traficantes de personas aconsejan viajar con menores y mujeres embarazadas para evitar la deportación.
«Cruzar la selva con niños es algo inhumano», afirmó el comisionado de Senafront, quien comparó el engaño con el de otros grupos criminales que aconsejan similar acción a integrantes de las columnas migratorias que parten hacia Estados Unidos desde llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador).
La agreste vegetación y caudalosas cuencas hídricas del llamado Tapón del Darién son, entre otras, causales de un número indeterminado de muertes o desapariciones de los caminantes, también víctimas de asaltos y crímenes, por ello la Fiscalía de Panamá investiga la aparición reciente de cuatro cuerpos humanos flotando sobre las aguas de un río.
En diálogo con el canal TVN, Ortega señaló que la situación actual es similar a la ocurrida en julio y agosto de 2016, cuando se concentraron hasta cinco mil migrantes en la parte panameña de la línea divisoria binacional, todos con el objetivo de llegar a la frontera estadounidense a través de Centroamérica.
Desde 2014 hasta la fecha, 111 mil 500 personas entraron de forma irregular a esta nación, mediante el paso por la selvática frontera colombo-panameña que tiene una longitud de 226 kilómetros, sin que exista ninguna vía segura para ese tránsito, sino trochas y ríos en medio de una tupida jungla con frondosa vegetación y animales salvajes.
A inicios de abril, un informe de la oficina para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia reveló que desde 2017 los niños que atravesaron el Tapón del Darién rumbo a Estados Unidos, solos o acompañados, crecieron de 109 a tres mil 956 en 2019, cifra que el pasado año disminuyó a mil 653.