De crítico valoran directivos de Acueducto el abasto de agua al municipio, donde se organiza la distribución a través de carros cisternas y se implementan otras alternativas para mitigar los efectos de la sequía
La delegada Rebeca Medina, de la zona de Monumento, y Minerva Beltrán, presidenta del Consejo Popular Centro de la ciudad de Trinidad amanecen en el cargadero que desde hace varios días funciona también como puesto de mando y donde se deciden prioridades.
Los carros cisternas —en fila— aguardan para llenar sus barrigas del preciado líquido. Comienza la odisea de garantizar el agua al hospital, a las escuelas, a la funeraria, a los centros para la elaboración de alimentos, a las viviendas donde residen enfermos y encamados, a casi la mitad de la ciudad que sufre las secuelas de la sequía, una de las más intensas de los últimos quince años, y también de las deficiencias del Proyecto de Rehabilitación Hidráulica en ejecución por más de una década y sin los avances esperados.
De muy crítica valora Michel Sorroche, director de Acueducto en el municipio, la disponibilidad de agua: “La fuente natural de San Juan de Letrán se encuentra prácticamente en cero debido a la fuerte sequía, con una marcada afectación en las zonas alta y media de la ciudad, que hoy no reciben el servicio a través de las redes. La distribución en esa área se realiza mediante los carros cisternas, los cuales no cubren la demanda a pesar de todo el esfuerzo que se realiza”, agregó el funcionario.
En el caso de los sistemas de abasto de Santiago Escobar-Las Piñas y Valdespino mantienen sus niveles de entrega, este último después de sustituir un equipo de bombeo averiado, lo que afectó temporalmente el servicio a la zona baja, beneficiada por la inversión.
A fin de aliviar un poco la tensión, se trabaja en una conductora emergente desde el tanque de la Chanzoneta hasta la Planta Potabilizadora, lo que permitirá llevar el preciado líquido desde la batería de pozos enclavada en Santiago Escobar hacia ese depósito y luego hasta los hogares de los trinitarios que hoy le claman a San Pedro por la lluvia y anhelan recibir el agua del surtidor natural.
De acuerdo con Michel Sorroche, los trabajos en los casi 2 kilómetros de conductora son complejos debido a las características del suelo y porque se ejecutan muy cerca de las redes hoy en funcionamiento. “Las labores cuentan con el apoyo de fuerzas y de recursos de la provincia y deben concluir a finales de este mes”, acotó el directivo.
Como parte de las acciones dirigidas a mitigar el impacto de la sequía en el sureño territorio se realizan recorridos a lo largo de las conductoras con el propósito de detectar ilegalidades y el mal aprovechamiento de ese recurso.
“En estos momentos —manifestó a Escambray Michel Sorroche— contamos con 17 carros para el servicio de acarreo con una productividad de ocho viajes por medio de transporte, lo que demanda un gasto de combustible considerable”.
En los análisis, donde las autoridades gubernamentales también participan, la prioridad es la atención a los casos críticos (personas con enfermedades crónicas severas, encamadas y discapacitadas). Los cerca de 40 reportes diarios se evalúan en detalle, con el acompañamiento de los delegados, para organizar ese gran rompecabezas de la distribución del vital líquido en Trinidad que otra vez vive la guerra del agua en plena sequía.
Tomado de Escambray.
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