Al cigarro y sus demonios, de sus carencias y distribuciones, de los vericuetos que recorre un vicio y sus efectos en la población pretende dedicarse este comentario: urgente y necesario como la propia escasez de un producto que, si bien es cierto no es de primera necesidad para la población, deviene escape imprescindible para quienes lo consumen.
Por: Lillipsy Bello Cancio
Las informaciones publicadas en medios de prensa nacionales, dan cuenta de paralizaciones por el impacto de la COVID-19 y roturas imprevistas de fábricas productoras de cigarros como la Lázaro Peña, de Holguín, donde se concentra el 60 por ciento del plan nacional, y la no llegada a tiempo al país de insumos, todo lo cual ha provocado bajos niveles de disponibilidad de ese renglón en el mercado interno.
Pero esa es una arista del problema y otra muy distinta la que tiene que ver con distribuciones y autonomías que hasta el momento, al menos con respecto a este tema, no acaban de saltar del papel y la intención a la realidad. Resulta, a la sazón, obligado, preguntarse: ¿de dónde sale el cigarro que ahora mismo se expende de manera clandestina en cualquier barrio de este municipio?
Diciembre de 2021 fue la última vez que se distribuyó cigarros a las bodegas del municipio para su venta regulada a través de la libreta de abastecimiento, medida que si bien tiene todavía algunos detractores, ha sido la manera más factible para garantizar que tan demandado recurso llegue a más consumidores, pues cuando se expendía de manera liberada en los mercados siempre eran los mismos los beneficiados.
Entonces, los treinta mil 426 núcleos censados a través del Registro de Consumidores, recibieron 5 cajetillas cada uno, lo cual significó la entrega de 152 mil 150 unidades a la Empresa de Comercio… una cuenta matemática muy sencilla nos lleva a que el excedente vendido a dicha entidad se resumía en apenas 20 cajas de cigarros, destinadas a reponer aquellas que hubieran sufrido algún daño durante el proceso de almacenamiento y traslado… o sea, un margen demasiado estrecho para la comercialización ilícita.
Y digo esto porque un sondeo a la población y los administradores de las bodegas confirmaron a esta emisora que en dichas unidades los consumidores adquieren el producto, incluso los que no lo consumen, pues si no lo ceden a un familiar, y teniendo en cuenta el astronómico precio que asume por estos días (oscilante entre ochenta y cien pesos, pero que en su momento llegó incluso a costar 100) cada caja, es fácil suponer el destino que coge el tan demandado cigarro.
En el proceso de investigación de la problemática salta a la luz un tema, que no por sorprendente deja de ser preocupante: los 32 establecimientos arrendados del municipio a personas naturales reciben una asignación de cigarros y tabacos (un plan mensual, al igual que la empresa estatal), se les factura a nueve pesos y debían venderlos a diez, según lo establecido por Comercio, rector de dichas entidades y confirmado por la información ofrecida por Delvis Marichal Mirabal, comercial de la mayorista, 416.
Y aquí, según se puede concluir fácilmente, comienza a abrirse una brecha para el descontrol y el desvío del recurso porque: ¿en qué bar, cafetería o círculo social arrendado se vende este tipo de cigarro?… y la pregunta espera por una respuesta con carácter retroactivo, porque claro está que desde hace dos meses no lo reciben, pero mientras se mantuvo estable la presencia del mismo, tampoco se ofertaba.
En diciembre, por ejemplo, le entregaron a los arrendatarios cabaiguanenses 62 246 cajetillas de cigarro AROMA, TITANES y POPULAR, en cumplimiento de un contrato firmado y según los requerimiento establecidos… ¿por qué no incorporar estos a los destinados a la venta normada? La historia nos ha mostrado que tiempos extraordinarios exigen medidas extraordinarias, por lo tanto, aunque un par de cajas más tampoco satisfacen un vicio de tal magnitud, al menos sentiríamos la satisfacción de haber obrado con mayor sentido de la justicia y la equidad: a distribuir equitativamente lo poquito que tenemos nos ha enseñado esta Revolución Socialista.
¡Ah, pero aquí aparece otro fenómeno! La tan llevada y traída “AUTONOMÍA MUNICIPAL” no alcanza a incidir en semejantes decisiones porque “indicaciones de organismos superiores” no lo permiten… y a esta reportera le consta la intención de los dirigentes del territorio para cerrar el círculo a quienes pretenden aprovecharse, como en este caso, de la necesidad de una gran mayoría. A la postre, la adopción de decisiones con mayor agilidad y valentía, la acción más afectiva de los mecanismos y las entidades encargadas del enfrentamiento a las ilegalidades y la inercia de algunos decisores mantienen en vilo a un sector de la población para quienes, lastimosamente, un cigarro puede ser más importante que un plato de comida, por muy lamentable que sea, por muy cuestionable que nos pueda parecer.
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